viernes, 28 de junio de 2013

Relatos vacangureros

Recupero una entrada de La Mamá Alternativa:

Hace tiempo fuimos a hacer la compra a un hipermercado. Ese día me llevo la Emei Baby tan feliz con mi pequeñajo. Mientras íbamos por los pasillos, el pequé tenía sueño y andaba un poco perretos, así que tal como estaba en la mochila, me saco una teta, empieza a mamar y se queda frito. 
Seguimos comprando, pagamos, nos vamos al parking, y yo a todo esto, hablando por teléfono con una amiga, muy feliz en mi universo . Mientras mi marido mete la compra en el coche yo saco al peque de la mochila y lo pongo en la silla de seguridad. Cojo el carrito de la compra para llevarlo a donde se ponen los carros y que me devuelva el euro.

Cuando vengo de vuelta, me cruzo con un señor que me mira muy fijamente, (mal educado pienso yo...), llego al coche y me encuentro a mi marido partiéndose de risa.


Había ido todo el tiempo, desde el coche hasta donde estaban los carros y volver, con una teta fuera de la camiseta.

¿Y a tí? ¿Te pasa muy a menudo lo de ir con las tetas fuera?

lunes, 24 de junio de 2013

Pero... ¿Quién es esta tía?

Eso, eso...¿quién es esta tía? Mucha gente se lo pregunta... ¿De dónde sale esta tía, a la que se le ha ocurrido abrir una tienda especializada en portabebés ergonómicos?
Pues aquí estoy, me presento, para quien no me conozca, soy Rebeca, la mamá de Hugo, la que ha montado Vacanguro.
Os cuento mi historia: 
Yo nací en una isla.... No, mejor empiezo un poco más tarde... 
Me quedé embarazada después de un año intentándolo, y cuando ya había tirado la toalla, plaf ¡ahí estaba! La raya rosa en el test. Qué ilusión! (Y qué miedito a la vez). Desde hace muchos años, en cualquier berenjenal que me meto, me gusta estar informada, así que empecé a leer, primero sobre el embarazo, me gustaba saber qué era lo que pasaba ahí dentro, incluso me bajé una aplicación para el móvil donde me iba contando toda la evolución semana a semana, y comparaba el tamaño del bebé con semillas primero, frutas después y verduras más grandes al final. Me informé de todo lo habido y por haber, embarazo, parto, lactancia, crianza, sueño, alimentación de los bebés. De todo menos porteo, me pasé mi embarazo leyendo blogs... He de aclarar que en mi casa somos bastante frikis con esto de la tecnología.



Sigo, que me pongo a divagar... 
Así un día, hablando con una amiga, me habló del porteo ergonómico... 
- "¿¿ergo qué??"
- ergonómico...
- ¿y eso?
- tú búscalo en Google, que yo sé que eres una cotilla :)

Me pongo a buscar y aquello no se acababa nunca, madre mía, que si fulares, que si mei tais ("mei what??"),  que si  mochilas (eso ya me iba sonando más...), sin embargo no me cansaba de leer, de ver vídeos en Youtube, me alucinaba cómo esas chicas eran capaces de ponerse a los bebés en un trapo sin ningún peligro de que se les cayera. "Pero ¿¡cómo lo hacen!?" ... 
Sigo investigando y doy con una página de Facebook que me encanta, la chica recomendaba para empezar un fular elástico, pues ni corta ni perezosa, me pido uno, el más caro, por sí las "flies"
-Yo:  que sí, que sí, que esté aguanta hasta los 15 kg, y lo vamos a usar un montón! (Ilusa de mí)
- mi marido: ¿seguro?
- yo: que sí tonto, ya verás que esto lo dominamos en dos patadas (doblemente ilusa)

El día que me llegó mi primer fular, un JPMBB gris oscuro y ciruela (por cierto, una cagada de la que os hablaré más adelante) estaba súper ilusionada, tenía ganas de que naciera mi niño para estrenarlo, había visto miles de vídeos y quería intentarlo, que bien, llevar a mi bebé bien pegadito, en pleno agosto, con ola de calor y con un fular gris marengo.... Todo un acierto :(

Nació mi niño y me animé a usar el fular a la semana de nacer, la primera vez... para qué voy a mentir, fue un desastre, la tela floja, el peso mal distribuido, iba agarrándolo porque pensaba que se me iba a caer, y encima en cruz envolvente... Lo único que estaba bien era la postura  del niño, el resto... Pa'denunciarme... Pero a mí me daba igual, yo iba súper feliz con mi chiquitín, aunque tenía la sensación de que todo el mundo me observaba... y así era.


Pasó el tiempo y yo cada vez iba teniendo más control del fular, llevábamos el carro con el capazo y siempre el fular en la cestita, a la primera señal de malestar... nudo... y bebé al trapito, santo remedio, oiga. Tanto era así que en cualquier sitio me ponía a hacerme el nudo, centros comerciales, en plena calle, en un restaurante.... Me daba igual, lo que me importaba era que mi bebé se calmara, no soporto oírlo llorar (qué necesidad...) . Había gente que me miraba de reojo, pero aveces se acercaban a preguntar:
- ¿eso qué es?
- qué cómodo va ¿no?
- ¿es muy difícil de hacer?
- ¿dónde lo compraste?
- ¿Quién te enseñó?
-¿no se te cae?
... Y múchas preguntas más... 

Un día, después de que una señora me abordara para preguntarme dónde había comprado el trapito, le dije a mi marido:
- Uf, que cansina la gente... Me entran ganas de montar una tienda pa tener a donde mandarlos...
Y mi marido: 
- pues móntala!!! 
- ¿qué?
- que la montes, tenemos unos ahorros, vamos a intentarlo, te apetece?
- me apetece, me apetece mucho... Pero yo no sé tanto como para poder aconsejar... 

A estas alturas ya iba por mi cuarto portabebés y el carrito hacía tiempo que había pasado a segundo (o tercer) plano, el perchero  de la entrada pasó a ser mi "portabebeteca" .
Me retumbaba la idea de aprender más, de saber usar más portabebés, de poder aprender a aconsejar a las familias qué portabebés es el que más les convendría, de asesorar mejor, de aprender con el fular tejido, que el jodío se me estaba resistiendo...y buscando en la red encontré www.llevame-cerca.es y a Susanne Lenk.  ¿Y esto que es?
Pues es la primera escuela de España que forma instructores/as en el uso de fulares y portabebés ergonómicos.  Me emocionó la idea, y en Enero de 2013  nos plantamos en Madrid, fue un curso intensivo, muchas horas seguidas, pero muy productivo, aprendí muchísimas cosas que aplico a diario, tanto para mí como para las familias que vienen a que las asesore, y además disipé dudas antiguas que no había conseguido resolver buscando información en la red.


Ya lo teníamos casi todo, hasta que después de conseguir un local que se ajustara a nuestras necesidades, arregláramos todo el papeleo y demás trámites, el día 1 de Abril de 2013 abrimos las puertas de Vacanguro, la única tienda especializada en portabebés ergonómicos de mi localidad, con un poco de tristeza porque mi marido, quién tanto me apoya y me ha apoyado en este tinglado no estaba con nosotros ese día, pero es un proyecto en el que hemos puesto toda la ilusión del mundo y todos nuestros ahorros.





Me emociona cada día poder ofrecer asesoramiento a todas las familias que llegan a mi tienda, tanto las que saben a qué vienen como a las que pasaban por allí, informarles de los beneficios del porteo, tanto físicos como emocionales, y tanto para sus bebés como para ellos (también hablaremos de eso más adelante). 




El porteo es algo antiquísimo, existe desde siempre, yo no he inventado nada, yo sólo lo difundo, porque el porteo es un bien común y al que todo el mundo debería tener acceso. 

Por eso me he propuesto que, al menos donde yo vivo, esté al alcance de todo el mundo,  y por eso he abierto mi tienda en un sitio más o menos céntrico, reduciendo muchísimo los beneficios debido al coste del local,  respetando los precios  recomendados por los distribuidores  a pesar de ser la única tienda especializada, haciendo talleres gratuitos para enseñar a usar fulares tejidos, asesorando gratuitamente, ayudando a la gente que viene con un portabebés que no sabe utilizar, a ponérselo correctamente, aunque no lo hayan comprado en mi tienda;  sacrificando  días de trabajo por ir a los centros de salud a explicarle los beneficios del porteo a las futuras mamás, les enseño (casi) todos los tipos de portabebés ergonómicos que hay,  y si después quieren ir a comprar pues genial, y si no, por lo menos, me llevo la satisfacción de saber que cuando  salgan de la charla sabrán distinguir un portabebé ergonómico de una colgona.

No busco ningún reconocimiento, porque simplemente, todas estas cosas, me hacen muy feliz.

Ya está, no hay más... Y al que no le guste lo que hago, pues lo siento, no tengo por qué pedirle permiso a nadie para hacerlo, porque, como he dicho antes, el porteo es de todos.

Feliz semana...   y feliz porteo....  

Rebeca